Escritor y político dominicano
- Presidente de la República Dominicana en 1963.
- Obras: El oro y la paz, La Muchacha de La Guaira ...
- Partido político: PRD (1939-1973), PLD (1973-2001)
- Padres: Ángela Gaviño Costales y José Bosch Subirats
- Cónyuges: Isabel García (m. 1934-1943), Carmen Quidiello (m. 1943-2001)
- Hijos: León, Carolina, Patricio, Bárbara
- Nombre: Juan Emilio Bosch Gaviño
- Apodo: El profesor
Juan Bosch nació el 30 de junio de 1909 en La Vega, República Dominicana."Nadie se muere de verdad si queda en el mundo quien respete su memoria"
Juan Bosch
Familia
Hijo de José Bosch Subirats, un comerciante catalán, y de Ángela Gaviño Costales, puertorriqueña de ascendencia española.Estudios
Cursó estudios en la Universidad de Santo Domingo.Escritor
Desde muy joven, se dedicó a la creación literaria, sobre todo en el cuento, logrando el más alto grado de maestría en ese género entre los escritores dominicanos. Sus obras figuran en las más importantes antologías de ese género literario en lengua española.Obtuvo en Santo Domingo, en 1976, el Premio Nacional de Novela "Manuel de Jesús Galván" por su obra El oro y la paz. Varios años después, en 1988, recibió en París el premio al mejor libro extranjero de cuentos, con su obra "Vers le port d'origine", galardón otorgado por la Fundación Cultural Francesa (FNAC).
Juan Bosch forma con Miguel Ángel Asturias y Arturo Uslar Pietri el tríptico de narradores caribeños precursores del realismo mágico latinoamericano. Su narrativa (cuentos y novelas) representa uno de los más lúcidos logros del criollismo americano y una de las expresiones fundamentales del socio-realismo hispanoamericano.
Tan extensa e importante como su creación literaria, igual rango tiene su obra de investigación sociológica, política e histórica. Bosch fue considerado por el sociólogo holandés Harry Hoetink como el iniciador de la moderna historiografía dominicana.
Político
Adversario democrático del régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo, fundó el Partido Revolucionario Dominicano en 1939. Desde 1942 se vio obligado a vivir en el exilio hasta 1961, dedicándose durante este periodo a la actividad literaria e impartiendo conferencias.Presidente
En Cuba conoció a su segunda mujer, la escritora Carmen Quidiello, y llegó a ser asesor del presidente Prío Socarrás, derrocado por el golpe de Fulgencio Batista. Tras el triunfo de la revolución castrista, Bosch abandonó la isla. Tras el asesinato de Trujillo en 1961, regresó a la República Dominicana y en diciembre de 1962 fue elegido presidente.Golpe de Estado
Permaneció durante siete meses en el cargo, hasta que un grupo de militares de ultraderecha, aliados a la oligarquía local, le derrocó, acusándole de favorecer a los comunistas, por lo que de nuevo tuvo que exiliarse en España. La sublevación del coronel Caamaño y la revuelta popular sirvieron a Estados Unidos para intervenir en la República Dominicana el 24 de abril de 1965 con el pretexto de salvar al país del castrismo. La invasión, amparada por la Organización de Estados Americanos (OEA), se saldó con miles de dominicanos muertos.Fundador del PLD
En 1973 fundó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tras apartarse de su partido PRD y su delfín, José Francisco Peña Gómez. En el PLD se mezclaban el marxismo con el populismo, todo ello bajo la figura carismática de Juan Bosch. Intentó alcanzar la presidencia en 1978, 1982, 1986, 1990 y 1994, siendo derrotado una vez tras otra por su eterno rival Joaquín Balaguer.En 1996 ayudó a obtener la victoria a Leonel Fernández, tras unir sus votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de julio de ese año a los del partido de Balaguer, para conseguir cerrar el paso a José Francisco Peña.
Vida privada
En 1934, Bosch contrajo matrimonio con Isabel García Aguiar, con quien tuvo dos hijos, León y Carolina. En 1943 se casó con Carmen Quidiello, con la que fue padre de otros dos hijos: Patricio y Bárbara.Muerte
Los últimos años de su vida los pasó lleno de achaques, hasta su muerte como consecuencia de una insuficiencia respiratoria el 1 de noviembre de 2001 en Santo Domingo.Sabías que...
Encarcelado
En 1933 estuvo preso en la prisión de Nigua, durante unos días, acusado falsamente de haber participado en el lanzamiento de una bomba en el cementerio de Santo Domingo.Cargos
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Presidente de la República Dominicana
27 febrero 1963 - 25 septiembre 1963
Vicepresidente
Armando González Tamayo
Canciller
Andrés Freites Barrera
Armando González Tamayo
Predecesor
Rafael Bonnelly
Sucesor
Triunvirato
Obras
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Cuentos
La Mujer — (1933)
Camino Real — (1933)
La Bella Alma de Don Damián — (1939)
Dos Pesos de Agua — (1941)
Luis Pie — (1942)
Maravilla — (1946)
En Un Bohío — (1947)
Callejón Pontón — (1948)
La Muchacha de la Guaira — (1955)
Cuentos de Navidad — (1956)
Cuentos Escritos en el Exilio — (1962)
Más Cuentos Escritos en el Exilio — (1962)
Cuentos Escritos Antes del Exilio
Cuentos Selectos
El Algarrobo
Cuentos Más Que Completos
Todo Un Hombre
Fragata
Dos Amigos
Un Niño
El Río y Su Enemigo
Un Hombre Virtuoso
El Difunto Estaba Vivo
Mal Tiempo
El Socio
Capitán
Los Últimos Monstruos
Rosa
Novela
La Mañosa — (1936)
El Oro y la Paz — (1975)
Ensayo
Indios, Apuntes Históricos y Leyendas — (1935)
Mujeres en la Vida de Hostos — (1938)
Hostos, el Sembrador — (1939)
Judas Iscariote, el Calumniado — (1955)
Póker de Espanto en el Caribe — (1955)
Cuba, la Isla Fascinante — (1955)
Apuntes Sobre el Arte de Escribir Cuentos — (1958)
Trujillo: Causa de Una Tiranía Sin Ejemplo — (1959)
Simón Bolívar, Biografía Para Escolares — (1960)
Apuntes Para Una Interpretación de la Historia Costarricense — (1962)
David, Biografía de Un Rey — (1963)
Bolívar y la Guerra Social — (1964)
Crisis de la Democracia de América en la República Dominicana — (1964)
El Pentagonismo, Sustituto del Imperialismo — (1966)
Dictadura Con Respaldo Popular(1969)
De Cristóbal Colón a Fidel Castro — (1969)
Breve historia de la oligarquía — (1970)
Composición Social Dominicana — (1970)
El Caribe: Frontera Imperial — (1970)
Tres Conferencias Sobre el Feudalismo — (1971)
La Revolución Haitiana — (1971)
De México a Kampuchea — (1975)
Guerrilleros y Crisis Eléctrica — (1975)
De la Concordia a la Corrupción — (1976)
EL Napoleón de las Guerrillas — (1976)
Viaje a los Antípodas — (1978)
La Revolución de Abril — (1980)
Juan Vicente Gómez: Camino del Poder — (1982)
La Guerra de la Restauración — (1982)
Las Clases Sociales en República Dominicana — (1982)
Perfil Político de Pedro Santana — (1982)
El Partido: Concepción, Organización y Desarrollo — (1983)
Capitalismo, Democracia y Liberación Nacional — (1983)
La Pequeña Burguesía en la Historia de la República Dominicana — (1985)
La fortuna de Trujillo — (1985)
El Capitalismo Tardío en la República Dominicana — (1986)
Máximo Gómez: De Monte Cristi a la Gloria, Tres Años de Guerra en Cuba — (1987)
El Estado: Sus Orígenes y Desarrollo — (1987)
Textos Culturales y Literarios — (1988)
Las Dictaduras Dominicanas — (1988)
33 Artículos de Temas Políticos — (1988)
La Función del Líder — (1988)
Consideraciones Acerca del Político: La Vocación y el Oficio — (1989)
La Revolución Rusa Comenzó en 1905 — (1989)
No Todas las Revoluciones Han Tenido Programa
El PLD: Un Partido Nuevo en América — (1989)
Temas Económicos I y II — (1990)
El PLD: Colección de Estudios Sociales — (1990)
Obras Completas III y IV — (1990)
Temas Históricos I — (1991)
Breve Historia de los Pueblos Árabes — (1991)
Obras Completas V, VI y VII — (1991)
Obras Completas VIII — (1992)
Obras Completas IX — (1993)
Ideología y Táctica en la Actividad Política
Táctica y Estrategia
Opiniones Sobre Cultura Política
Algunos Conceptos Acerca del Estado: Cómo Funciona Ese Aparato de Poder
Las Luchas Obreras en los Estados Unidos
En la República Dominicana la Social Democracia es Una Estafa Política
Simón Bolívar el de las Luchas Portentosas
La Muerte de Trujillo: Secreto Develado
Haití a Través de Su Historia
La Crisis Capitalista en la Economía Norteamericana
Los Dólares Que Nos Prestan Valen Cada Vez Menos
La Mujer - Juan Bosch
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La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga, infinitamente larga, ni en la piel gris se la ve vida. El sol la mató; el sol de acero, de tan candente al rojo, un rojo que se hizo blanco, y sigue ahí, sobre el -lomo de la carretera.
Debe hacer muchos siglos de su muerte. La desenterraron hombres con picos y palas. Cantaban y picaban; algunos había, sin embargo, que ni cantaban ni picaban Fue muy largo todo aquello. Se veía que venían de lejos: sudaban, hedían. De tarde el acero blanco se volvía rojo; entonces en los ojos de los hombres que desenterraban la carretera se agitaba una hoguera pequeñita. detrás de las pupilas.
La muerta atravesaba sabanas y lomas y los vientos traían polvo sobre ella. Después aquel polvo murió también y se posó en la piel gris.
A los lados hay arbustos espinosos. Muchas veces la vista se enferma de tanta amplitud. Pero las planicies están peladas. Pajonales, a distancia. Tal vez aves rapaces coronen cactos. Y los cactos están allá, más lejos, embutidos en el acero blanco.
También hay bohíos, casi todos bajos y hechos con barro. algunos están pintados de blanco y no se ven bajo el sol. Sólo se destaca el techo grueso, seco, ansioso de quemarse día a día. Las canas dieron esas techumbres por las que nunca rueda agua.
La carretera muerta, totalmente muerta, está ahí, desenterrada, gris. La mujer se veía, primero, como un punto negro, después, como una piedra que hubieran dejado sobre la momia larga. Estaba allí tirada sin que la brisa le moviera los harapos. No la quemaba el sol; tan sólo sentía dolor por los gritos del niño. El niño era de bronce, pequeñín, con los ojos llenos de luz, y se agarraba a la madre tratando de tirar de ella con sus manecitas. Pronto iba la carretera a quemar el cuerpo, las rodillas por lo menos, de aquella criatura desnuda y gritona.
La casa estaba allí cerca, pero no podía verse.
A medida que se avanzaba crecía aquello que parecía una piedra tirada en medio de la gran carretera muerta. Crecía, y Quico se dijo: Un becerro, sin duda, estropeado por auto.
Tendió la vista: la planicie, la sabana. Una colina lejana, con pajonales, como si fuera esa colina sólo un montoncito de arena apilada por los vientos. El cauce de un río; las fauces secas de la tierra que tuvo agua mil años antes de hoy. Se resquebrajaba la planicie dorada bajo el pesado acero transparente. Y los cactos, los cactos coronados de aves rapaces.
Más cerca ya, Quico vió que era persona. Oyó distintamente los gritos del niño. El marido le había pegado. Por la única habitación del bohío. caliente como horno, la persiguió, tirándola de los cabellos y machacándole la cabeza a puñetazos.
-¡ Hija de mala madre! ¡Hija de mala madre! ¡Te voy a matar como a una perra, desvergonzada!
-Pero si nadie pasó, Chepe: nadie pasó -- quería ella explicar.
-¿Qué no? ¡Ahora verás! Y volvía a golpearla.
El niño se agarraba a las piernas de su papá, no sabía hablar aún y pretendía evitarlo. El veía la mujer sangrando por la nariz. La sangre no le daba miedo, no, solamente deseos de llorar, de gritar mucho. De seguro mami moriría si seguía sangrando.
Todo fue porque la mujer no vendió la leche de cabra, como él se lo mandara; al volver de las lomas, cuatro días después, no halló el dinero. Ella contó que se había cortado la leche; la verdad es que la bebió el niño. Prefirió no tener unas monedas a que la criatura sufriera hambre tanto tiempo.
Le dijo después que se marchara tanto tiempo.
-¡Te mataré si vuelves a esta casa!
La mujer estaba tirada en el piso de tierra ¡sangraba mucho y nada oía. Chepe, frenético, la arrastró hasta la carretera. Y se quedó allí, como muerta, sobre el lomo de la gran momia.
Quico tenía agua para dos días más de camino, pero la gastó en rociar la frente de la mujer. La llevó hasta el bohío, dándole el brazo, y pensó en romper su camisa listada para limpiarla de sangre.
Chepe entró por el patio.
-¡Te dije que no quería verte más aquí, condenada !
Parece que no había visto al extraño. Aquel acero blanco, transparente, le había vuelto fiera, de seguro. El pelo era estopa y las córneas estaban rojas.
Quico le llamó la atención; pero él, medio loco, amenazó de nuevo a su víctima. Iba a pegarla ya. Entonces fue cuando se entabló la lucha entre los dos hombres.
El niño pequeñín, pequeñín, comenzó a gritar otra vez; ahora se envolvía en la falda de su mamá.
La lucha era silenciosa. No decían palabra. Sólo se oían los gritos del muchacho y las pisadas violentas.
La mujer vio cómo Quico ahogaba a Chepe: tenía los dedos engarfiados en el pescuezo de su marido. Este comenzó por cerrar los ojos; abría la boca y le subía la sangre al rostro.
Ella no supo qué sucedió, pero cerca, junto a la puerta, estaba la piedra; una piedra como lava, rugosa, casi negra, pesada. Sintió que le nacía una fuerza brutal. La alzó. Sonó seco el golpe. Quico soltó el pescuezo del otro, luego dobló las rodillas, después abrió los brazos con amplitud y cayó de espaldas, sin quejarse, sin hacer un esfuerzo.
La tierra del piso absorbía aquella sangre tan roja, tan abundante. Chepe veía la luz brillar en ella.
La mujer tenía las manos crispadas sobre la cara, todo el pelo suelto y los ojos pugnando por saltar. Corrió. Sentía flojedad en las coyunturas. Quería ver si alguien venía. Pero sobre la gran carretera muerta, totalmente muerta, sólo estaba el sol que la mató. Allá, al final de la planicie, la colina de arenas que amontonaron los vientos. Y cactos embutidos en el acero.