Santa Margarita María Alacoque
Marguerite-Marie Alacoque
Monja francesa
Santa Margarita nació el 22 de julio de 1647 en Lauthecourt.
Hija de Claudio Alacoque, notario de la corte real. Tres días después de su nacimiento, la recién nacida recibe el Bautismo en la Iglesia Parroquial. Su padre muere en diciembre del año 1655, Margarita tiene ocho años y su madre se ve obligada a poner a sus hijos en un internado. Las hermanas Clarisas se encargarán de su educación.
Sanó milagrosamente de una terrible crisis de reumatismo que la postró cuatro años en cama, lo que ella atribuyó a la Virgen María. Entró en el convento de Paray-le-Monial en el año 1671.
Sus visiones de Cristo, en las que le reveló su compasivo y sangrante corazón, fomentaron la devoción católica del Sagrado Corazón.
Falleció el 17 de octubre de 1690 en Paray-le-Monial.
Fue beatificada en 1864 y canonizada en 1920. Su festividad se celebra el 17 de octubre.
Falleció el 17 de octubre de 1690 en Paray-le-Monial.
Fue beatificada en 1864 y canonizada en 1920. Su festividad se celebra el 17 de octubre.
PROMESAS DE NUESTRO SEÑOR TAL COMO SE LAS REVELÓ A SANTA MARGARITA MARÍA
En varias oportunidades, Cristo, dirigiéndose a Santa Margarita María, prometió ciertas gracias a los que practican una verdadera devoción a su Divino Corazón: honrándolo, amándolo y glorificándolo. He aquí estas promesas, tal como las recibió Margarita María.
- Que todos los que se entreguen y consagren a Él, no perecerán jamás.
- Que como Él es la fuente de todas las bendiciones, las difundirá en abundancia en todos los lugares en que sea expuesta y honrada la imagen de su Divino Corazón.
- Que reunirá las familias divididas, protegerá y asistirá a las que estén en dificultades y que se dirijan a Él con confianza.
- Que derramará la suave unción de su ardiente caridad sobre todas las comunidades que lo honren y se pongan bajo su especial protección: que apartará todos los golpes de la Justicia Divina, cuando hayan perdido la dignidad de hijos de Dios.
La quinta promesa se refiere a los apóstoles del culto a su Sagrado Corazón: "Mi divino Maestro me dijo que los que trabajen en la salvación de las almas, trabajarán con éxito y sabrán tocar los corazones más empedernidos, si ellos mismos tienen una tierna devoción a su Divino Corazón y si trabajan en propagar y establecer su culto."
La sexta y última promesa es la que llamaron la Gran Promesa: "Te prometo - declara Jesús a su confidente - en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a los que comulguen los 9 primeros viernes seguidos la gracia de la penitencia final, no morirán en mi desgracia y sin recibir sus sacramentos, mi Divino Corazón será su seguro asilo en el último momento".