Eduardo Marquina
Poeta y dramaturgo español
Eduardo Marquina nació el 21 de enero de 1879 en Barcelona.
Cursó estudios de Derecho y de Filosofía y Letras.
A los dieciséis años, abandona los estudios y se dedica a la literatura y al periodismo.
Su primer libro Jesús y el Diablo, se publica en 1898.
Hacia el año 1906 se instala definitivamente en Madrid. Llega a ser redactor-jefe en España Nueva y sigue escribiendo para el teatro obras que no llegaba a estrenar.
Sus Odas y el poema Vendimia, le hicieron merecer lugar destacado en la escuela modernista. Produjo tres obras de inspiración histórica: Las hijas del Cid(1908), Doña María la Brava (1909) y En Flandes se ha puesto el sol (1910); la última, premiada por la Academia Española.
Entre sus obras destacan: Cuando florezcan los rosales, El pobrecillo carpintero, La ermita, La fuente y el río, El pavo real, Una noche en Venecia, Teresa de Jesús y María la viuda.
En el año 1930 ingresó en la Real Academia Española.
Eduardo Marquina falleció el 21 de noviembre de 1946 en Nueva York.
Salmo de amor
¡Dios te bendiga, amor, porque eres bella!
¡Dios te bendiga, amor, porque eres mía!
¡Dios te bendiga, amor, cuando te miro!
¡Dios te bendiga, amor, cuando me miras!
¡Dios te bendiga si me guardas fe;
si no me guardas fe, Dios te bendiga!
¡Hoy que me haces vivir, bendita seas;
cuando me hagas morir, seas bendita!
Bendiga Dios tus pasos hacia el bien,
tus pasos hacia el mal, Dios los bendiga!
¡Bendiciones a ti cuando me acoges;
bendiciones a ti cuando me esquivas!
!Bendígate la luz de la mañana
que al despertarte hiere tus pupilas;
bendígate la sombra de la noche,
que en su regazo te hallará dormida!
¡Abra los ojos para bendecirte,
antes de sucumbir, el que agoniza!
¡Si al herir te bendice el asesino,
que por su bendición Dios le bendiga!
¡Bendígate el humilde a quien socorras!
¡Bendígante, al nombrarte, tus amigas!
¡Bendígante los siervos de tu casa!
¡Los complacidos deudos te bendigan!
¡Te dé la tierra bendición en flores,
y el tiempo en copia de apacibles días,
y el mar se aquiete para bendecirte,
y el dolor se eche atrás y te bendiga!
¡Vuelva a tocar con el nevado lirio
Gabriel tu frente, y la declare ungida!
¡Dé el cielo a tu piedad don de milagro
y sanen los enfermos a tu vista!
¡Oh querida mujer!... ¡Hoy que me adoras,
todo de bendiciones es el día!
¡Yo te bendigo, y quiero que conmigo
Dios y el cielo y la tierra te bendigan!