Juan Gil Albert
Escritor español
Juan Gil-Albert nació el 1 de abril de 1904 en Alcoy (Alicante).
En el año 1927 publica dos obras en prosa, La fascinación de lo irreal y Vibración del estío.
Su primer libro de poemas fue Misteriosa presencia (1936), al que siguieron Candente horror (1936) y Son nombres ignorados (1938).
Finalizada la Guerra Civil española se exilia en México y regresa a España en 1947. Publica, El existir medita su corriente (1949) y Concertar es amor (1951), Crónica general (1974) y los libros de memoriasHeraclés (1975) y Breviarium Vitae (1979).
Juan Gil Albert falleció el 4 de julio de 1994 en Valencia.
Obras
Poesía
Misteriosa presencia
Candente horror
Siete romances de guerra
Son nombres ignorados
Las ilusiones con los poemas de El Convaleciente
Poemas. El existir medita su corriente
Concertar es amor
Poesía: Carmina manu trementi duoere
La trama inextricable
Fuentes de la constancia
La Meta-física
A los presocráticos, seguido de Migajas del pan nuestro
Cantos rodados
Homenajes e in promptus
El ocioso y las profesiones
Razonamiento inagotable con una carta final
Mi voz comprometida
Obra poética completa
Variaciones sobre un tema inextinguible
Antología poética
España, empeño de una ficción
Fuentes de la constancia
Primera obra poética: 1936-1938
Concierto en Mí
Prosa y Ensayo
Cómo pudieron ser
Gabriel Miró: (El escritor y el hombre)
La mentira de las sombras
Intento de una catalogación valenciana (sobre Pedro de Valencia y su "región")
Taurina: (Crónica)
Homenaje a los presocráticos
La trama inextricable: prosa, poesía, crítica; Mis cosechas
Concierto en "mi" menor
Contra el cine
Mesa revuelta
Los días están contados
Valentín: homenaje a William Shakespeare
Memorabilia
Homenajes e in promptus
Drama patrio: testimonio 1964
Un mundo: prosa, poesía, crítica
Breviarium vitae
Los arcángeles: parábola
Concierto en "mi" menor; La trama inextricable; Memorabilia (1934-1939)
El ocio y sus mitos
El retrato oval
Vibración de estío
Cartas a un amigo. Valencia
Yehudá Haleví
Tobeyo o Del amor: homenaje a México
Crónica general
El ocioso y las profesiones Sevilla
Breviarium vitae
Heraclés: sobre una manera de ser
LOS MITOS
¿Queréis que entre el arrullo de mis brazos
tiemble el dormido corazón de Helena
como entre sus asiáticas murallas
y el vulnerable hijo de Peleo
otra vez en su lecho halle al amigo
por el que rugió hermoso? ¡Ay, quién pudiera
con su soplo alentar tales prodigios
y devolver la vida con su canto
a quienes se mostraron por la tierra
con tal deseo espléndido! Una aurora
puedo mecer en vuestros corazones
despertando la rosa en las mejillas
de aquellos hechos, dando a sus miradas
glaucos ojos y finas como liebres
piernas aventureras que recorran
con pasmo el verde mundo y, al regreso
de sus trabajos, bellos cual conquistas
de extraños soles, darles el acanto
como fresco cojín de sus placeres.
¿Mas debe el hombre transmitir el culto
de sus demencias? ¿Debe en sus delirios
arrancar de la nada los secretos
del caudaloso manantial antiguo
sobre el cual las voraces primaveras
desfilaron cual mármoles de sueño
su gentil pubertad? Aquellos seres,
aquellas enigmáticas hazañas,
aquel juego de dioses sometidos
a la gran seducción de nuestra muerte
y al efímero arder de nuestra carne,
sombras deslumbradoras eran antes
de sonar la verdad, pero unas voces
siguen viviendo ocultas en las blancas
médulas de los árboles, devueltas
a la naturaleza en que nacieron.
Y expiarán allí su eterno encanto,
transmitiendo al silencio sus gemidos
profundos, como de élitros que suenan,
ese informe clamor que a quien lo escucha
convierte en criatura inconsolable.
