Según cuenta una leyenda basada en el relato del monje de Saint-Gail, el emperador Carlomagno emprendió en cierta ocasión la caza de un gran oso que tenía aterrorizados a los lugareños de una comarca de los Vosgos. Decidido a matarlo con sus propias manos, el rey se encaró con el enorme animal entablando rápidamente una lucha desigual disputada en la cima de una roca que felizmente acabó con la muerte del oso. Al parecer, según esta narración, fue aquella la primera ocasión en que el rey de los francos fue aclamado como Carlos el Grande, es decir, Carlomagno.
© buscabiografias, 1999-2024