El candidato del Partido Revolucionario Institucional y favorito en todas las encuestas, protagoniza una controversia por su negativa a ir a debates que no sean los dos que están contemplados en la ley electoral. Los debates presidenciales en México comenzaron en la elección de 1994, cuando el PRI solía controlar todas las variables, sobre todo la que limitaba el acceso de los opositores a la televisión, el medio masivo por excelencia en este país. El triunfo del panista Vicente Fox en el año 2000 no se entendería sin su desempeño en el debate de aquella elección. En 2006, confiado en su ventaja en las encuestas, el candidato que al final perdería, Andrés Manuel López Obrador, no quiso asistir al primero de los dos encuentros organizado por la autoridad electoral. El primero de los dos debates de la actual elección será la noche del domingo 6 de mayo. Pero desde mucho antes de esa fecha al menos dos medios de comunicación han invitado a los candidatos a confrontarse, y ha sido la negativa de Peña Nieto la que ha frustrado esa posibilidad. Además rechazó las invitaciones de al menos tres importantes universidades privadas (ITAM, Tec de Monterrey e Iberoamericana) para comparecer ante sus estudiantes. "El priísta se está ganando la fama de ser incapaz de acudir a escenarios en los que no controla el guión, ni puede echar mano de sus ángeles de la guarda: el teleprompter y el pinganillo", publicó Templo Mayor, la influyente columna del diario Reforma.
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