"Me dirijo a ustedes por última vez, como presidente de la República, y lo hago fundamentalmente para darles las gracias (...) México es hoy distinto y es mejor (...) Me voy con la conciencia de haber actuado en cumplimiento de mi deber y responsabilidad al servicio de México".
Cuando el vídeo de Felipe Calderón comenzaba a sonar en todas las radios y televisores de todo el país todavía retumbaban en el DF los gritos del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que, horas antes, protestaba junto a la Estela de la Luz (el momento a la corrupción, según muchos de sus integrantes). "Sobre su conciencia (...) pesará el clamor de las víctimas que no lo dejaremos dormir en ningún lado", afirmaron. "Les matan los hijos, los desaparecen, los reclutan para el crimen, ¿cuándo perdimos nuestro México?" se preguntaba el padre Alejandro Solalinde en el mismo acto.
Pero Calderón, dijo, se va con la frente en alto y en tono serio e institucional lanzó un mensaje de agradecimiento por la "comprensión ante las muy difíciles decisiones" que tuvo que tomar y convencido de que su estrategia contra el crimen organizado, la decisión que marcó todo su mandato, fue la correcta.
"Más allá de mis capacidades y limitaciones, les aseguro que he puesto toda mi voluntad y mi entendimiento para construir el bien común. He trabajado para dejar una Patria más fuerte, con un mejor sistema de justicia. Más sano y con una economía sólida", añadió. Sin embargo, los defensores de derechos humanos consideran que ni la justicia se ha conseguido, ni la corrupción y la impunidad se han corregido.
El presidente lleva casi tres meses despidiéndose, desde que presentó su último informe de gobierno en septiembre ?en el que, entre otros puntos, destacó sus logros en materia de seguridad-. Y este tiempo lo ha aprovechado para impulsar sus últimas iniciativas que van desde la reforma laboral que llevó al Congreso a la idea de cambiar el nombre al país; de la que apuesta por celebrar segundas vueltas presidenciales a la que propone abrir el debate sobre la legalización de la marihuana.
Para sus detractores, muchas de estas propuestas son oportunistas (comentaristas han tachado de "hipócrita", por ejemplo, promover ahora un debate sobre la legalización de la droga cuando siempre se ha opuesto a él). Y sin embargo, su popularidad se mantiene alta, más o menos como hace seis años. Según la última Encuesta Nacional 2012 del Gabinete de Comunicación Estratégica, dada a conocer esta semana, la calificación general del sexenio es de 7,2. Sin embargo, de las 41.700 personas encuestadas, el 65.8% cree que la llamada lucha contra la delincuencia organizada la ganaron los narcotraficantes y no el gobierno a cargo de Calderón. Y noticias como la publicada el miércoles en el diario 'Reforma', que pone al descubierto la supuesta vinculación del secretario de Seguridad Pública de Calderón, Genaro García Luna, con el crimen organizado, demuestra que las acusaciones de infiltración al más alto nivel siguen ahí.
Recuento de daños
No obstante, el peor lastre que se lleva Calderón es la terrible cifra de muertos por la violencia vinculada a los cárteles que se han dividido, unido o multiplicado y que luchan sin tregua por controlar el territorio. Su administración dejó de contar las víctimas ?algo que indignó sobre manera a los familiares de muertos y desaparecidos- pero los recuentos periodísticos y de ONG van de los 60.000 a los 90.000 muertos, 10.000 desaparecidos y miles de desplazados.
El último estudio, divulgado esta semana por el colectivo México Evalúa, cifra los homicidios dolosos del sexenio en 101.000, una cantidad que supone un aumento del 35% con respecto al gobierno anterior aunque, matizan, no todos estos asesinatos estén vinculados con la delincuencia organizada.
Precisamente para hacer un "recuento de daños" el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el que lideró el poeta Javier Sicilia, realizó el miércoles un acto en el Distrito Federal en que mostraron su indignación por la falta de justicia y de respuestas ante la muerte o desaparición de sus seres queridos, y en el que tacharon a Calderón como un "traidor a la patria, el presidente de la devastación y el desprecio".
"Se va como el presidente más cruel, sanguinario e inepto de la historia de México", dijo Guadalupe Fernández, integrante de una ONG de desaparecidos. "Te negaste a escucharnos, tu guerra fallida y tu ambición no tuvieron límites. Que la historia te condene". Pero avisó: "Dejas un pueblo masacrado pero no vencido".
"No importa si cambia al régimen, nuestros gritos no van a callar", insistió el padre Solalinde.
Felipe Calderón entregará el poder a Enrique Peña Nieto el próximo sábado 1 de diciembre y, posteriormente, se incorporará a dar clases en la universidad.
Fuente: elmundo.es
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