El filósofo griego, Antístenes enseñó la Sofística y la Retórica, pero cuando oyó a Sócrates, se declaró uno de sus más fieles y entusiastas discípulos. Fundó una escuela en el Cynosasgos (gimnasio para los atenienses que no eran nobles) cerca del templo de Hércules. Sus partidarios denominados primero antistenianos, fueron después apellidados cínicos, aludiendo al sitio en que se reunían (al Cynosasgos) o refiriéndose a la doctrina moral de la escuela que estimaban algunos como propia de las costumbres de los perros. Diógenes Laercio dice que el mismo Antístenes solía llamarse a sí mismo Aploción, perro manso.
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