El dramaturgo francés Molière sentía aversión hacia los médicos, pero en cierta ocasión en que cayó enfermo, su esposa hizo llamar a un galeno para que visitase a su marido que guardaba cama con fiebre muy alta.
Al presentarse el médico en su domicilio, Molière rogaba a su esposa diciéndole:
«Querida, no dejéis que entre; decidle que estoy enfermo y que ya iré yo a visitarle cuando mejoré».
Molière ridiculizó el saber médico de la época, a él se debe la siguiente definición de un médico: "Es un hombre a quien se paga para que cuente tonterías en el cuarto de un enfermo hasta que la Naturaleza cure a éste o los remedios lo maten". Entre sus obras "antimédicas" más destacadas se encuentran: El amor médico, El señor de Purceaugnac, El médico fingido, El médico a la fuerza y, la ya referida, El enfermo imaginario.
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