Se cuenta que Paul Valéry, poeta francés, asistió a una recepción donde fue presentado a una señora. Al saber que fue presentada a un literato de renombre, la dama sacó de su bolso un álbum de autógrafos y se lo tendió.
-Monsieur Valéry, hágame el favor de disculparme si me atrevo a pedirle que me dedique unas palabras.
-¿Ha leído alguno de mis libros? -le preguntó el poeta.
-No, aún no, pero créame si le digo que me resultaría muy grato que me escribiera cualquier cosa.
-Por supuesto, señora, Será un placer para mí.
En la hoja en blanco del librillo que le tendía la mujer, Paul Valéry escribió los títulos de sus obras, junto a sus respectivos precios.
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