El astrónomo Nicolás Copérnico (1473-1543) tuvo un entierro con todas las solemnidades en la catedral de la ciudad polaca de Frombork el 22 de mayo
de 2010, 467 años después de su muerte. Los restos que recibieron sepultura, el cráneo y los huesos de una pierna, fueron encontrados
en 2005 en el mismo lugar, en la ciudad donde el científico hizo importantes observaciones para elaborar sus famosas teorías científicas.
Los huesos fueron sepultados bajo un altar de la catedral, donde se fabricó un sepulcro de dos toneladas de granito negro.
Una prueba de ADN reveló en su día que los restos hallados en Frombork pertenecen a Copérnico. Los científicos analizaron el ADN de varios pelos encontrados en un libro del científico, «Calendarium Romanum Magnum», de Johannes Stoeffler, y encontraron las mismas secuencias en un diente y un hueso descubiertos en el templo.
«Ahora tenemos la certeza de que el cráneo hallado en Frombork es el de Nicolás Copérnico», afirmaba el profesor Jerzy Gassowski, del Instituto de Arqueología de Pultusk (centro de Polonia), quien en 2005 descubrió los restos en la catedral Frombork que atribuyó a Copérnico.
Gassowski basó entonces su teoría en la existencia de un retrato de Copérnico donde el erudito parecía tener la nariz rota, y en el hecho de que el cráneo enterrado en la catedral tenía también el hueso en la nariz partido, además de otros rasgos que podían atribuirse al estudioso polaco.
Con este hallazgo se confirmaba la teoría del profesor de Pultusk y se ponía fin a la incógnita histórica sobre el lugar en el que fue enterrado el astrónomo, creador de la teoría heliocéntrica del sistema solar y autor de «De Revolutionibus Orbium Coelestium» (De las revoluciones de las esferas celestes).
Copérnico fue el primero en afirmar que los planetas giran sobre sí mismos y alrededor del Sol, lo que le ha valido ser considerado como el padre de la astronomía actual.
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