El 19 de febrero de 1909, una banda militar tuvo que interpretar 16 o 17 veces seguidas el himno nacional inglés, Dios salve al rey, en el andén de la estación ferroviaria de Rathenau, en Bradenburgo, mientras esperaba que el rey inglés Eduardo VII saliese del vagón que le había traído a Alemania. El motivo del retraso era que Eduardo VII no conseguía enfundarse el ajustado uniforme de mariscal de campo alemán que, según el protocolo marcado para la ceremonia, tenía que lucir al descender en suelo germano.
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