El gran dramaturgo francés Jean Baptiste Poquelin, más conocido por su nombre artístico Molière, murió en escena el 17 de febrero de 1673, durante la cuarta representación de su obra "El enfermo imaginario". Como iba vestido de amarillo, desde entonces este color es considerado gafe en el teatro. Sus continuos enfrentamientos con las autoridades eclesiásticas de su época, debidos al tono irreverente de algunas de sus obras, provocaron que le prohibieran recibir el último sacramento y ser enterrado en lugar sagrado. Sin embargo, Molière, cuyo padre había sido ayuda de cámara y tapicero real, contaba con el aprecio de los reyes. Y gracias a ello, después de la mediación personal de Luis XIV, se levantó parcialmente la restricción, y pudo ser enterrado en el cementerio cristiano a los cinco días de su muerte, aunque en una ceremonia nocturna «para evitar el escándalo».
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