Según algunos cronistas, el rey francés Luis XII bebía grandes cantidades de oro líquido que le preparaban los alquimistas de la corte para fortalecer su maltrecha salud. Pero no se trataba del único caso consignado en que se sepa de brebajes reconstituyentes preparados a base de oro. Se sabe, que muchos enfermos -desde luego, pudientes- masticaban finísimas láminas o polvo de oro, también se sabe que en determinadas ocasiones se echaba una pizca de este metal en guisos reconstituyentes.
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