El ingeniero alemán Rudolf Diesel, inventor de los motores que llevan su nombre, se vio desposeído del control de los negocios basados en su invento, aunque siguió siendo responsable de los problemas que pudieran surgir. Decepcionado, vendió las acciones que poseía de las industrias que llevaban su nombre y fundó otra para la construcción de un motor de automóvil y una locomotora. Fracasó estrepitosamente. Arruinado, el 20 de Septiembre de 1913 se suicidó, lanzándose al mar desde el barco que hacía la travesía entre Amberes e Inglaterra.
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