En la antigua Grecia, el envenenamiento no era nada raro. Muchas veces se asesinaba a un enemigo invitándolo a comer, y al final de la cena se le daba una copa de vino en la que se había vertido veneno. Una manera de reducir las tensiones entre dos personas era la de mezclar un poco del contenido de los dos vasos. Surgió la costumbre de golpearlos uno contra el otro, para que las gotas de cada recipiente se intercambiaran. Así apareció la costumbre del brindis haciendo votos por la salud o por otras razones.
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