En 1845, el químico alemán Christian F. Schönbein derramó accidentalmente sobre la mesa en la que trabajaba una mezcla de ácidos nítrico y sulfúrico. Tras limpiarlo con un delantal, dejó que la prenda se secara sobre un calefactor. Poco después, el delantal explotó y desapareció. Aquél fue el primer contacto registrado con un nuevo explosivo: la nitroglicerina
© buscabiografias, 1999-2024