La investigación oficial por la muerte de la cantante puede ser "invalidada" por la falta de cualificación profesional de la asistenta del forense, Suzanne Greenaway, que determinó que Amy Winehouse falleció el 23 de julio pasado por una sobredosis de alcohol en la sangre (416 miligramos por decilitro). Andrew Scott Reid, máximo responsable judicial del caso, ha admitido ahora que Greenaway (que es también su esposa) no reunía la exigencia de cinco años de experiencia en el sistema judicial británico cuando empezó a ejercer como asistente del forense en el norte de Londres, pese a haber ejecido con anterioridad en Australia. Reid ha admitido que es muy posible que haga falta reabrir la investigación, y así lo ha hecho saber a las 30 familias que testificaron en su día, incluidos los propios padres de la cantante, Mitch y Janis, que confesaron su "perplejidad" ante la noticia. "Es muy molesto tener que pasar por esto otra vez. Esperemos que se resuelva pronto", dijo el padre en las páginas de 'The Sun'.
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