Parece un hecho comprobado que Luis XIV de Francia, el llamado Rey Sol, sólo se bañó dos veces en su vida, y siempre bajo prescripción facultativa. Otra de sus costumbres era conceder audiencias sentado en el retrete real. No obstante, era una persona refinada para los cánones de la época. Por ejemplo, escribía versos (al parecer muy malos) y fue un admirador del ballet, hasta el punto de que él mismo bailó en más de treinta piezas compuestas a tal fin por Jean Baptiste de Lully, su compositor de cámara. Por ejemplo, desempeñó el papel de Rey Sol en el Ballet de la Nuit, representado en 1653. Los 43 cuadros de la obra duraron, de forma simbólica, doce horas, y el rey apareció en la cuarta y última parte, bailando desde las 3 de la madrugada hasta el amanecer. En aquella ocasión, Luis, con quince años de edad, iba vestido con un traje masculino de falda festoneada corta y tocado de plumas adornado con el Sol y sus rayos. En los ballets representados durante su reinado, Luis interpretó otros grandes papeles; por ejemplo: Apolo, Neptuno y Júpiter. Su última aparición data de 1669. Complementariamente, Luis XIV, quizá por influjo de su esposa, la española María Teresa, también tocaba la guitarra, y al parecer con cierta maestría, tras ser instruído por el profesor español Roberto de Viseo, que compuso para su alumno algunas piezas publicadas en 1686.
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