Se cuenta que cierto día en que el filósofo Descartes almorzaba, un aristócrata le dijo: Veo, señor, que los sesudos pensadores no os priváis de las buenas viandas, pues ese faisán que estáis a punto de comeros tiene aspecto suculento. ¿Desde cuando los sabios hallan tanto placer en las cosas materiales?. Descartes respondió señalando con el índice a su plato: ¿De verdad creéis que Dios hizo estas maravillas únicamente para que las comieran los idiotas?
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