Hace mucho tiempo se estilaban batutas del tamaño de un báculo arzobispal y la forma de utilizarlo para marcar el compás era golpearlo contra el suelo. El compositor Jean Baptiste Lully, autor de la obra Dios salve al Rey, que al parecer le plagió Händel, dirigía la pieza Te Deum en honor a Luis XIV cuando en uno de los compases se aplastó el pie derecho. La herida se complicó y una gangrena acabó con su vida el 22 de marzo de 1687 en París
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