Se cuenta que cuando Miguel de Unamuno fue condecorado por el rey Alfonso XIII, lo agradeció diciendo:
-Gracias, señor, por entregarme la cruz de Alfonso XII, por este honor que tengo tan bien merecido.
El rey le respondió muy extrañado:
-Me sorprende que digas esto. Las demás personas a quienes he concedido la cruz me han asegurado que no la merecían.
Unamuno replicó:
-Y tenían razón, Majestad.
La anécdota es apócrifa. Parece ser que los que acudieron al acto de entrega de la cruz no oyeron estas respuestas por parte de don Miguel.
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