Los servicios secretos españoles siguieron a una joven rusa que frecuentó al duque de Palma antes de su viaje a Washington. La revista Interviú, citando a fuentes del CNI, sostiene que se temió que la joven pudiera ser una agente del antiguo KGB dispuesta a ejercer influencia sobre la Familia Real española. La joven presentaba un perfil perfecto para ser una espía de los servicios secretos rusos: "guapa, pudiente y con un marcado interés por acercarse al duque de Palma". La investigación posterior desechó la idea, y la vinculación de Urdangarin con la joven se rompió poco tiempo después de que los duques se trasladaran a vivir a Washington junto a sus hijos. En 2008, coincidiendo con la campaña de la empresa petrolera rusa Lukoil para hacerse con el control de Repsol, el CNI detectó el interés de una joven por intimar con otro miembro de la Familia Real tras una recepción oficial en Moscú. Los agentes de los servicios de inteligencia consiguieron evitar dicho acercamiento tras comprobar que la mujer era colaboradora del FSB (Federal Security Service).
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