El grito de Tarzán, fue una combinación de diversas grabaciones y efectos electrónicos. Johnny Weissmuller se limitaba a abrir la boca en play-back. Aunque terminaría aprendiendo a imitar su propio grito y a doblarse a sí mismo algunos años después. Al final de su vida, poco antes de morir en México en 1984, tras perder la razón ofrecía lamentables exhibiciones estentóreas de su famosos grito, incluso cuando le entrevistaban los periodistas. También aterrorizaba a las enfermeras del hospital donde lo recluyeron aullando sin control alguno
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