Escritor español
- Uno de los principales novelistas españoles del siglo XIX.
- Obras: La Regenta, Su único hijo...
- Género: Novela, cuento...
- Movimiento: Realismo y naturalismo
- Padres: Genaro García-Alas y Leocadia Ureña
- Cónyuge: Onofre García Argüelles y García-Bernardo (m. 1882–1901)
- Hijos: Leopoldo García-Alas García-Argüelles
- Nombre: Leopoldo García-Alas Ureña
- Seudónimo: Clarín
Leopoldo Alas, Clarín nació el 25 de abril de 1852 en Zamora."Los que opinan que ha pasado el tiempo de combatir con todas las armas el poder del fanatismo y los absurdos de la superstición, son tan peligrosos para el progreso como los que piensan que ese tiempo no ha llegado"
Leopoldo Alas, Clarín
El tercer hijo de Leocadia Ureña y Genaro García-Alas. Su padre fue gobernador civil.
Se inició con composiciones religiosas y satíricas, y será el único redactor del periódico Juan Ruiz, escrito a mano, que distribuirá entre sus compañeros de estudios.
Cursó estudios de Derecho en Madrid, donde empezó a escribir en revistas.
Narrador deslumbrante, articulista incisivo, crítico temido, polemista ácido, intelectual krausista ligado a la Institución Libre de Enseñanza, anticlerical y político republicano y liberal.
Con sus compañeros Tomás Tuero, Pío Rubin y Armando Palacio Valdés creó en Madrid la tertulia de la Cervecería Inglesa de la Carrera de San Jerónimo, llamada también Bilis Club por la agudeza de las críticas que en ella se vertían, y de la que surgirán los tres números de la revista satírica Rabagás (1872).
Entre sus obras críticas figuran los Solos de Clarín (1881) y Galdós (1912). Escribió también cuentos y dos grandes novelas, La regenta y Su único hijo (1890). La regenta (1884-1885) fue su obra maestra y tiene como trama central el adulterio. La joven provinciana e inexperta Ana Ozores se casa con Víctor Quintanar, ex-regente de la audiencia de Vetusta (Oviedo), hombre bondadoso, aburrido y mucho mayor que ella. Ana se convierte en presa del don Juan provinciano don Álvaro y de su propio confesor don Fermín de Pas, hombre soberbio y ambicioso. En 1895 estrena su única obra teatral, Teresa.
El 29 de agosto de 1882, contrajo matrimonio con Onofre García-Argüelles. Fueron padres del jurista y catedrático, Leopoldo García-Alas García-Argüelles, fusilado en 1937 cuando era Rector de la Universidad de Oviedo.
Obtuvo la cátedra de Derecho Canónigo en Oviedo en 1883, donde permaneció hasta su fallecimiento.
Leopoldo Alas Clarín falleció en Oviedo en 1901.
Sabías que...
Seudónimo
Alas utilizó por primera vez el seudónimo Clarín el 2 de abril de 1875, para firmar un artículo en el periódico El solfeo. La columna donde escribía se titulaba «Azotacalles de Madrid».Obras
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Novelas
Cuesta abajo (1890-1891)
La Regenta (1884–1885)
Su único hijo (1890)
El abrazo de Pelayo (1889)
Cuentos
Dos sabios
El dúo de la tos
El gallo de Sócrates
En el tren
En la droguería
Un voto
¡Adiós, Cordera!
Boroña
Cuentos Morales
Cuervo
De la Comisión
Doble vía
Doctor Angelicus
Don Paco del empaque
Doña Berta
El Señor y lo demás son cuentos
El doctor Pértinax
El libro y la viuda
El oso mayor
El sombrero del cura
Medalla... de perro chico
Pipá
Speraindeo
Superchería
Tambor y gaita
Teresa
Un candidato
Un repatriado
Ensayos
Solos de Clarín (1881)
La literatura en 1881 (1882)
Sermón perdido (1885)
Nueva campaña (1887)
Ensayos y revistas (1892)
Palique (1894)
La Regenta
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Uno
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, palas y papeles, que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina, revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo, se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegados a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo.