Leopoldo Panero
Leopoldo Panero Torbado
Poeta español
Leopoldo Panero nació el 17 de octubre de 1909 en Astorga, León.
Hijo de Moisés Panero Núñez y de Guadalupe Torbado de las Cuevas. Hermano del poeta Juan Panero (1908-1937).
Cursó estudios de Derecho en la universidad española y de literatura francesa e inglesa en Tours, Poitiers y Cambridge.
A comienzos de la Guerra Civil regresó a España y se alistó en el ejército franquista.
En el grupo de Vivanco, Rosales y Ridruejo, colaboró en las revistas Vértice y Escorial.
Perteneció a la junta directiva de Cultura Hispánica. Sus obras esenciales son La estancia vacía (1944) y Escrito a cada instante (1949).
Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda(1953) fue una respuesta al poeta chileno, después del viaje que realizó a Hispanoamérica.
Premio Fastenrath de la Real Academia y Premio Nacional de Poesía en 1953.
Sus Obras Completas fueron reunidas y publicadas en dos volúmenes: Poesía y Prosa. Madrid, Editora Nacional, 1973. Se editó posteriormente una antología, Por donde van las águilas, ed. Andrés Trapiello. Granada, Comares, 1994.
Contrajo matrimonio con la escritora Felicidad Blanc y fueron padres de Juan Luis Panero (1942-2013), Leopoldo María Panero (1948-2014) y José Moisés, «Michi» Panero (1951-2004).
Leopoldo Panero falleció el 27 de agosto de 1962 en el Castrillo de las Piedras, León.
Obras seleccionadas
La estancia vacía
Versos del Guadarrama
Escrito a cada instante
Canto personal. Carta perdida a Pablo Neruda
Por donde van las águilas
HIJO MÍO
Desde mi vieja orilla, desde la fe que siento,
hacia la luz primera que toma el alma pura,
voy contigo, hijo mío, por el camino lento
de este amor que me crece como mansa locura.
Voy contigo, hijo mío, frenesí soñoliento
de mi carne, palabra de mi callada hondura,
música que alguien pulsa no sé dónde, en el viento,
no sé dónde, hijo mío, desde mi orilla oscura.
Voy, me llevas, se torna crédula mi mirada,
me empujas levemente (ya casi siento el frío);
me invitas a la sombra que se hunde a mi pisada,
me arrastras de la mano... Y en tu ignorancia fío,
y a tu amor me abandono sin que me quede nada,
terriblemente solo, no sé dónde, hijo mío.