Novalis
Friedrich Leopold von Hardenberg
Poeta alemán
Novalis nació el 2 de mayo de 1772 en Oberwiederstedt (Sajonia).
Se crió en el seno de una familia noble.
Cursó estudios de derecho, ciencias y filosofía en las universidades de Jena, Leipzig y Wittenberg. Trabajó como funcionario civil.
Durante sus estudios trabó amistad con su profesor, el gran poeta y dramaturgo Schiller, además conocería personalmente a Fichte, Hölderlin, Goethe, Tieck, Schelling y Herder.
Reconocido por sus poesías líricas y por su prosa, de un profundo misticismo religioso.
Su obra poética es escasa y realizada en sus últimos años de vida: Himnos a la noche (1800) y Canciones espirituales (1799) que influyeron profundamente en otros escritores. En la novela Enrique de Ofterdingen (publicada póstumamente en 1802) creó el símbolo de la flor azul (Die blaue Blume), que representaba el secreto del arte. Fue autor además de ensayos.
Novalis falleció en Weißenfels el 25 de marzo de 1801 a la temprana edad de veintinueve años.
Bibliografía
La enciclopedia
La cristiandad o Europa
Enrique de Ofterdingen
Los discípulos en Sais
Himnos a la noche
Canciones espirituales
Gérmenes o fragmentos
Estudios sobre Fichte y otros escritos
Llorar, siempre llorar es mi destino:
si se me apareciese
aunque fuese a lo lejos,
aunque fuese una vez.
¡Santa melancolía! eternos duran
mi dolor y mis lágrimas:
por qué, Señor, no me convierto en piedra.
Tengo aún ante los ojos
su pasión y su muerte. Al expirar
oraba, ¡oh si estallaras,
corazón, en mi pecho! ¡Si os cerraseis,
mis ojos, para siempre!
No, que no he merecido deshacerme
totalmente en mi llanto.
Pero ¿nadie lo llora?
¿Se extinguirá su dulce nombre? ¿Ha muerto
el mundo de repente?
¿No beberé ya más amor y vida
en sus ojos? ¿Ha muerto?
¿Ha muerto para siempre?
¡Muerto! ¿Qué significa
muerto? Decidme, sabios, explicadme;
desde que él ya no habla todos callan
Nadie sabe decirme en este mundo
dónde mi corazón lo encontrará.
No, ya en ninguna parte en este mundo
volveré a ser feliz.
Todo es un sueño oscuro;
yo con él he expirado,
¡si con él ya durmiera
en paz en la subterránea morada!
Tú, su padre y el mío,
reúne pues mis huesos con los suyos:
verdecerá el collado
y en el collado espirará la brisa
y mi foma carnal se deshará.
Si su amor conocieran,
todos los hombres fueran
cristianos y dejando
los terrenales bienes
todos tan sólo al Unico amarían,
y llorando conmigo
transidos de honda pena amarían,
y llorando conmigo
transidos de honda pena expirarían.
[De: Cánticos espirituales]